La institucionalización temprana: efectos y recuperación

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DOCENTE

Dr. Ps. Esteban Gómez Muzzio, es psicólogo, magíster en psicología clínica y doctor en psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile. Es fundador y director ejecutivo de Fundación América por la Infancia. Fue profesor asociado de la Escuela de Trabajo Social UC. Fue director de estudios del Consejo Nacional de Infancia, Gobierno de Chile. Co-fundador de Ideas para la Infancia, fue director ejecutivo y director de innovación y estudios en dicha institución. Es investigador asociado a CEANIM, y miembro de IPSCAN y de la ISSBD. Ha asesorado regularmente políticas públicas de infancia en protección, salud y desarrollo infantil temprano y educación preescolar. Ha investigado, publicado y enseñado parentalidad positiva, apego y resiliencia, modelos de evaluación e intervención con familias multiproblemáticas, competencias parentales y desarrollo socioemocional temprano. Autor principal del modelo ODISEA de evaluación e intervención en parentalidad positiva, el cual fue finalista en la categoría de "Mejor Innovación" en los premios ALAS-BID 2015. Docente regular de pre y posgrado en diversas universidades del país y conferencista invitado tanto en Chile como en el extranjero.

 

INTRODUCCIÓN
 

Los efectos negativos de la institucionalización temprana sobre el desarrollo de los bebés, niños y niñas están claramente documentados. Según una revisión reciente de Kemmis-Riggs, Dickes y McAloon (2018), en comparación con la población general, los niños y niñas ubicados en Sistemas de Cuidado Alternativo (residencias de protección o familias de acogida) tienen un mayor riesgo de presentar serias dificultades en sus funciones ejecutivas (Peras et al. 2008; Bruce et al. 2009a, 2013), alteraciones en el funcionamiento neuroendocrino de respuesta al estrés (Dozier et al. 2006a; Fisher and Stoolmiller 2008), problemas de comportamiento y emocionales como trastornos de conducta, trastornos de ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático (Burns et al. 2004; Landsverk et al. 2002; Sawyer et al. 2007; Ford et al. 2007; Lawrence et al. 2006; McMillen et al. 2005; Nathanson y Tzioumi 2007; Osborn et al. 2008) y dificultades en dominios sociales / relacionales (Dozier et al. 2001; Bruce et al. 2009b; Stovall y Dozier 1998).

Por cada mes que un niño está institucionalizado en su infancia temprana pierde 0.59 puntos de coeficiente intelectual (Nelson et al., 2007). En los sistemas de cuidado alternativo se considera como "medida transitoria" estar 2 años en una residencia de protección. Esto implicaría que una "medida de protección" típica, que respete un tiempo máximo de 2 años, le cuesta al niño o niña 14 puntos de coeficiente intelectual. 14 puntos. Esa es la diferencia entre tener una inteligencia promedio v/s inteligencia límite (70 a 84 puntos). Esos 14 puntos que costaría una medida de protección en residencias de protección pueden hacer una enorme diferencia en la trayectoria de vida de un niño/a. La espera de un bebé por una solución de base familiar siempre debe movilizarnos con un sentido de urgencia: cada mes importa, y mucho.

No podemos ser ciegos a esta evidencia. Un niño/a necesita seguridad emocional, organización de su experiencia, disponibilidad y presencia, respeto y buenos tratos. En las instituciones de protección, particularmente en la primera infancia, es difícil, muy difícil asegurar estos pilares, y en muchos casos (aunque no en todos) la medida de protección termina generando más daño que beneficio. Y, sin embargo, las residencias existen, no podemos negar su existencia, y mientras avanzamos hacia un mejor sistema, tenemos que hacer algo con lo que tenemos.

Hoy se sabe que los potenciales efectos negativos de la institucionalización temprana están moderados por la calidad de las residencias. Esfuerzos dirigidos a generar mejoras estructurales (por ejemplo, mejorar el coeficiente técnico adulto:niños) y relacionales (por ejemplo, seleccionando mejor a las educadoras de trato directo, capacitando al personal), instalando el Buen Trato en el centro de la vida cotidiana de la residencia, tienen sentido.

Por otra parte, los esfuerzos también deben dirigirse a lograr que la institucionalización, sí es inevitable, sea una medida TRANSITORIA, esto quiere decir que los niños estén poco tiempo en las residencias o instituciones (en familia acogida es el mismo argumento: debe ser una medida transitoria), y que por lo tanto, la energía se oriente hacia la reunificación familiar o bien a la adopción de niños institucionalizados.

Mientras una serie de esfuerzos se orientan a mejorar la calidad de los cuidados alternativos en modalidad institucional-residencial (por ejemplo, nuevos modelos de residencias familiares), las familias de acogida (extensas o especializadas) están en una posición única para ofrecer atención reparatoria a niños y niñas que han sido retirados de su familia de origen por maltrato. Proporcionando ambientes estables, seguros y consistentes, en los que los niños/as puedan aprender a desarrollar confianza en las relaciones y a regular sus emociones y comportamiento, las familias de acogida tienen el potencial de ayudar a paliar las secuelas del trauma complejo.

Pero esas familias necesitan: (a) ser seleccionadas mediante un proceso de evaluación formativa (como el que estamos implementando en adopción); (b) ser formadas, capacitadas en competencias parentales, apego, trauma complejo y resiliencia; (c) ser apoyadas continuamente, acompañadas terapéuticamente con técnicas como el videofeedback, talleres grupales, visitas domiciliarias, entre otras; (d) ser reconocidas y valoradas en su aporte.

Desde un enfoque ecológico-relacional, podemos mejorar los sistemas de cuidado alternativo, sean residencias o familias de acogida, incluyendo componentes y mecanismos con efecto terapéutico -sin descartar en algunos casos la psicoterapia propiamente tal- que ubiquen siempre en el centro de cada sistema de cuidado alternativo los Buenos Tratos: en cada práctica, en la vida cotidiana, en los cuidados y las narrativas, en los informes y coordinaciones, en las supervisiones y capacitaciones, en los registros y fiscalizaciones, en la contratación de personal y en definitiva, en cada elemento del sistema.

No hay blanco y negro en protección a la infancia, no hay "todo o nada", no hay soluciones radicales. Por eso le llamamos "Sistema" de protección. En esta complejidad, debemos ir buscando coherencia y articulación entre componentes que a primera vista parecen irreconciliables (pero bueno, ¡decídanse! ¿son buenas o malas las residencias? ¿las mejoramos o las eliminamos? ¿familia de origen o adopción? ¿estás a favor de la familia de origen o del niño y la adopción?). Trabajar en protección a la infancia nos exige superar pensamientos simplistas, dicotómicos, y tolerar esta tensión de respuestas incompletas, de caminos simultáneos, de esfuerzos en apariencia opuestos que se revelan finalmente partes necesarias de un todo complejo y necesario.

Este curso “a tu ritmo” explora esta complejidad en seis capítulos: (1) fundamentos desde la teoría del apego; (2) vulneración del derecho de los niños y niñas a vivir en familia; (3) investigación sobre los efectos de la institucionalización temprana; (4) buenos tratos aplicados a los sistemas de familias de acogida; (5) variables predictoras de reunificación familiar; y (6) hacia un modelo de reunificación familiar.

El curso pretende ser una contribución de Fundación América por la Infancia a los miles de profesionales que cada día trabajan en contextos de alta complejidad para contribuir a la restitución de los derechos vulnerados de las infancia, niñeces y adolescencias en todo el continente. A la fecha, 7.800 profesionales se han formado gracias a este curso, equivalentes a un aporte de US$500.000 en formación de acceso gratuito. Invitamos a más instituciones y profesionales a utilizar este recurso, a compartirlo, difundirlo, trabajarlo en los equipos de sistemas de protección. Juntos, avanzamos hacia mejores Sistemas de Protección Especializada para bebés, niños, niñas y adolescentes en América.

PÚBLICO OBJETIVO

Estudiantes de cuarto y quinto año de psicología o trabajo social, profesionales psicólogos, trabajadores sociales, abogados y otros profesionales de la salud interesados en trabajar en instituciones tanto públicas como privadas en las cuales requiera las competencias entregadas en este programa. 

 

CARGA ACADÉMICA

20 horas como mínimo.

 

FECHAS DEL CURSO 

Comienzas de inmediato
Se estima 1 mes para la realización del curso, desde que se inscribe el curso.
 

CONTENIDO

A lo largo del curso se encontrará con videos, cuestionarios sobre los videos, material de lectura complementaria, material de lectura obligatorio con su respectivo control de lectura y un foro donde podrá compartir con los otros participantes del curso.

El curso está conformado por 6 capítulos:

  • Capítulo 1: Fundamentos desde la teoría del apego
  • Capítulo 2: Vulneración del derecho de los niños a vivir en familia
  • Capítulo 3: Investigación sobre efectos de la institucionalización temprana
  • Capítulo 4: Buenos tratos aplicados a los sistemas de familias de acogida
  • Capítulo 5: Variables predictoras de reunificación familiar
  • Capítulo 6: Modelo de reunificación familiar 


METODOLOGÍA Y EVALUACIÓN

La metodología de aprendizaje se centra en "aprende a tu ritmo", ve los videos cuando quieras y donde quieras, lee los textos donde más te acomode y avanza en todo el curso según tus tiempos.

A lo largo de este curso te encontrarás con:

  • 6 videos de clases
  • 6 cuestionarios de comprensión de cada video (80% nota final)
  • 1 lectura obligatoria
  • 1 control de lectura obligatoria (20% nota final)
  • Lecturas sugeridas a lo largo de los 8 capítulos
  • Material extra para que profundices
     

CERTIFICACIÓN

Se entregará un certificado en formato digital de la Fundación América por la Infancia, con su respectiva nota del curso.

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